El enfoque de inclusión se refiere al proceso mediante el cual los grupos previamente excluidos logran adquirir ciudadanía o membresía plena en la comunidad social (Mascaro, Carvajal, 2015).
Incorporar el enfoque de inclusión en la GRD significa poner a las personas en situación de mayor vulnerabilidad en el centro de los procesos de gestión del riesgo, siendo partícipes como personas sujetas de derechos, en condiciones de igualdad, sin exclusiones ni discriminación. Una gestión con enfoque de inclusión contribuye al desarrollo con equidad, a la protección y resiliencia de todas las comunidades.